En la Carrera por la Salud, No Siempre Se Gana.

La obsesión por sentirnos bien, incrementar nuestra salud, tener una vida sana y en la mayoría de los casos el principal motivo lucir bien, nos hace adentrarnos en caminos insospechados.

Hay de casos a casos, pero muchos muy conocidos como lo sucedido a la famosa interprete Alejandra Guzmán, Lucha Villa, Lucila Mariscal conocida en su personaje de Doña Lencha que pusieron en riesgo su vida por mejorar su apariencia física; en un mundo saturado de compromisos es fácil decidirse por atajos, es aquí cuando “la píldora milagrosa”, “la faja quema grasa”, “el té quema calorías”, “las inyecciones tumba 10 kilos en una sesión”, etc. hacen su “agosto”.

Sin embargo en la actualidad la ignorancia es una decisión, con tanta tecnología proveyendo información de muchos temas es meritorio a favor de nuestro bienestar hacer un par de “clics” aquí y allá para enterarse no solo de los beneficios de un producto o tratamiento, es también menester de uno buscar con todas su palabras efectos secundarios de tal o cual “moda-Saludable”.

Hoy por hoy la Chía se vende como uno de los productos que aportan mucho a la salud de los seres humanos y junto con otras semillas como el alpiste y la linaza entre otros, resultan en maravillas milagrosas para la salud. Algunos deciden consumir éstas semillas para incrementar su salud, su nivel de energía, apoyar el sistema digestivo, cardiovascular, etc., peor aún se expenden en casi cualquier tienda de autoservicio, pocos saben que en su presentación más natural pueden causar obstrucción intestinal y devenir en estados graves de salud, tal como peritonitis, estallamiento de intestino, estallamiento de vísceras, envenenamiento de la sangre, obstrucción respiratoria, incluso la muerte.

Cuando un producto salta a la fama y aun no está recomendado por médicos o la FDA, es más sabio abstenerse de consumirlos, no importa que nuestro amigo, nuestro vecino, ó cualquier anuncio publicitario nos indiquen que otras personas han mejorado increíble su salud y/o apariencia.

No dejemos que el consumismo y las ganas de encontrar solución rápida a nuestros padece cimientos  nos arrastren a las salas de emergencia, es mejor, el trillado consejo que todos buscamos evadir: comer sano, ojo sano, no “extraño”, ejercitarnos y tomar agua, ojos no líquidos, sino agua.

Hagamos un compromiso por nosotros, mantengámonos sanos siendo perseverantes y disciplinados.

 Colaborador Anónimo