Un buen propósito de año nuevo bien podría ser minimizar. Revisar nuestro closet, cajones, bodega y garaje. La gente suele acostumbra el ir almacenando cosas que de momento se piensa se volverán a necesitar, pero pasan los años sin darle uso y solo nos crean ansiedad y perdida de espacio, lo cual daña la armonía del hogar. La clave es, menos, es más. Reducir al máximo el uso y consumo de bienes materiales, priorizar lo simple sobre lo complejo y la calidad sobre la cantidad para que los productos perduren. Graham Hill lo dejo bien claro: “nos hemos convertido en seres tan consumistas que cada vez necesitamos más espacio, lo cual, además, nos hace contraer grandes deudas y generar enormes huellas medioambientales. Pese a todo, nuestros niveles de felicidad siguen igual que hace 50 años”.
Elimina sin piedad ni miedo aquellas cosas que nunca usas, identifica qué cosas tienen un propósito y cuáles no. Conserva lo esencial, lo que tiene algún propósito en tu vida, las cosas que no aporten valor, recíclalas o véndelas para otorgarles una segunda vida, reutiliza, dale un sitio a cada cosa, digitaliza todo lo que puedas, piensa antes de comprar y aquello que tengas hazlo funcional. El minimalismo no implica no comprar, sino hacerlo de forma más intencional y menos impulsiva, elimina el extra para ganar libertad, tranquilidad y espacio. Las pertenencias no son solo productos, sino obligaciones que generan estrés y deuda. El minimalismo tiene muchos beneficios, además de ayudar al medio ambiente, mejora tu economía, mejora la calidad de vida, brinda libertad, orden, armonía, tiempo, reduce el estrés, la ansiedad y las preocupaciones. ¿Están listos para comenzar?
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