El fin de año, momento para agradecer y pedir perdón.

Hoy es un buen momento para hacer balance del año que ha pasado y propósitos para el que comienza. Buena oportunidad para pedir perdón por lo que no hicimos, por el amor que faltó y ocasión para dar gracias por todos los beneficios recibidos.

El tiempo que cada uno de nosotros dispone es corto, por eso aprovéchalo para decir cuánto amas a tus seres queridos. No lo desperdicies quejándote de los demás. La brevedad del tiempo es una llamada continua a sacarle el máximo rendimiento. Hoy, podríamos preguntarnos si estamos contentos con la forma en que hemos vivido el año que ha pasado. Si ha sido bien aprovechado o fue de ocasiones perdidas en el trabajo, en la vida de familiar, si hemos abandonado con frecuencia lo que más amamos hacer, porque nos hemos quejado con facilidad al encontrarnos con la contradicción y con lo inesperado.

Al hacer este examen es fácil que encontremos, en este año que termina, omisiones, escasa laboriosidad en el trabajo profesional, mediocridad espiritual aceptada, poca limosna, egoísmo, vanidad, excesos, mal humor, mal carácter… Son innumerables los motivos para terminar el año pidiendo perdón, haciendo actos de contrición y de desagravio. Miramos cada uno de los días del año y ni un solo día se escapa a esta realidad: han sido muchas nuestras faltas y nuestros errores. Sin embargo, son incomparablemente mayores los motivos de agradecimiento, en lo humano y en lo sobrenatural. Son incontables las alegrias, las gracias recibidas, los méritos alcanzados al ofrecer nuestro trabajo o nuestro dolor por los demás, las numerosas ayudas que de otros hemos recibido. No importa que de esta realidad sólo percibamos ahora una parte muy pequeña. Demos gracias al Creador por todos los beneficios recibidos durante el año.

Qué es lo que se entiende por un año bueno. Es, a no dudarlo, que no sufras en este año enfermedad, pena, preocupación, sino al contrario, que todo sonría y sea propicio.

Es bueno desear estos bienes humanos para nosotros y para los demás, si no nos separan de nuestro fin último. El año nuevo nos traerá, en proporciones desconocidas, alegrías y contrariedades. Y esta será nuestra elección como lo queremos vivir, hagamos pues el propósito de convertir las derrotas en victorias, comenzando de nuevo.
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