Érase una vez…

(Primera parte)
Por Carlos Arias.

Érase una vez un país muy rico en recursos naturales tales como mares, bosques, selva, petróleo, minería, lugares turísticos de los mejores en el mundo, lagos esplendidos, climas en su mayoría tropicales, con mucha agua potable, una juventud alegre; con una sociedad altamente educada y también con regiones inhóspitas donde solo la tenacidad de sus pobladores hacia que se mantuvieran con vida sus coloridas comunidades.

Estos mismos ciudadanos provenían de civilizaciones muy antiguas que fueron consideradas de las más avanzadas en su tiempo. Con héroes reconocidos a nivel mundial por su ecuanimidad, su coraje y sed de justicia hacia los menos afortunados; los cuales han sido y siguen siendo relegados y discriminados por la alta sociedad, la gente de poder o adinerada.

Antepasados que aún siguen siendo estudiados por científicos y arqueólogos, debido a su gran entendimiento del tiempo, sus periodos cíclicos y la influencia de otros cuerpos celestes como la luna, las estrellas, el sol y otros planetas sobre la Tierra, nuestro ambiente y nuestra persona. Sin olvidar que fue en este bello país donde impacto el asteroide más grande que se ha registrado en la historia y que casi arrasó con toda forma viviente en el planeta y que es el mismo meteoro que se cree extinguió a los dinosaurios hace millones de años.
Las antiguas civilizaciones de este bello y significativo país no eran perfectas pero entendían y respetaban a la madre Tierra y a sus hermanos animales. Ensalzaban las virtudes humanas como la nobleza, el respeto, la honestidad, el valor, el sacrificio, el bienestar de la comunidad como fin principal, y la caridad. El honor a la guerra, a la vida y a la muerte, a la tribu, a la nación, a sus reyes y gobernantes.

Hoy en día esta misma nación sigue siendo reconocida por sus playas extravagantes, sus recursos naturales, sus comidas, sus bebidas embriagantes, sus días festivos, su música, sus directores de cine, sus actores, así como por su capacidad para asimilar y sobrellevar inflaciones, recesiones económicas, aumentos indiscriminados y poco fundamentados de impuestos. Hasta su devoción religiosa está reconocida como entre las mejores del mundo. Y tampoco podemos olvidar a sus jugadores mostrando con orgullo la playera de su querido país, la cual expresa toda la pasión y el amor que le tienen los ciudadanos de esta nación al deporte del futbol.

¿Dónde están esos héroes que creían en la igualdad social, en la paz generalizada basada en el respeto al derecho ajeno, o en esa hambre de llegar a formar una nación con peso internacional?
¡No se pierdan la continuación de esta interesante reflexión en nuestra próxima edición del mes de Mayo!