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The Best Of Two Worlds

JOSE GUADALUPE “EL COYOTITO” MOLINA GORTAREZ. (DON LUPE EL CARPINTERO)

PIC 1 familias Magdalenenses Este galán nació un 12 de enero de 1932 (83 años), en el Ejido “El Carrizo” perteneciente a Magdalena, en aquel tiempo no había agua potable, tampoco electricidad y se encontraba muy mal comunicado. Sus padres fueron Miguel Magino “El Gringo” Molina Méndez, afamado vaquero encantador de caballos y Teresa Gortarez Villasenor. Ellos procrearon ocho hijos, de los cuales sobreviven seis, sus nombres Eduardo “El Cuate”, Mercedes, José Guadalupe “Lupe”, Elvira, José Ramón ‘El Tapicero” y Graciela.

La infancia de “Don Lupe” transcurrió entre sembradíos y animales de granja. Recuerda que a los nueve años cuidaba una partida de cien puercos, propiedad de Don Francisco “El Bichi” Celaya, quien no le pagaba un solo peso, únicamente le otorgaba la comida del día. Otro de sus recuerdos fue cuando pudo comprarse sus primeros zapatos. Las tierras de sus padres sucumbieron ante los avatares de la naturaleza, la falta de agua mató a todos los animales (ganado, puercos, gallinas, conejos y perros), además fue imposible sembrar por la misma causa, lo cual motivó a los Molina-Gortarez su traslado a Magdalena.

“Don Lupe”, jamás acudió a un salón de clases, aprendió a leer y escribir por voluntad propia. A los once años entro a la casa de Don Roberto “El Coyote” Molina (propietario de una ferretera, funeraria y hotel) a trapear y hacer mandados, tampoco le pagaban únicamente le daban el sustento diario. En ese tiempo no existía distribución de gas butano, era común ver carretas jaladas de mulas repletas de leña para estufas, calentones y chimeneas, detrás de esas carretas siempre andaba nuestro personaje, metiendo la leña a las casas por el módico precio de 0.20 centavos. A los doce años tuvo la inquietud de aprender algo más, así que se fue a trabajar con don Faustino Dávila (rico ganadero de la región, mueblero y mosaiquero), precisamente en la fabricación de mosaicos, llego a dominar tan bien el oficio, que todavía existen casas entre las que se puede mencionar la de Don Alfredo “El Chueco” Chavarin (cantinero y carnicero), con mosaicos elaborados con sus propias manos.

En 1943 (plena Segunda Guerra Mundial), Don Lupe encontrándose en la Colonia La Industria donde vivía, miró a su pic 2 familias Magdalenensesalrededor y no le gustó nada de lo que veía, fue entonces cuando decidió aprender un nuevo oficio más usual y lucrativo para mejorar su futuro. Se presentó en el taller de carpintería propiedad de Don Roberto “El Tecolote” Flores León, solicitándole al “maistro” encargado de nombre Rafael originario de Hermosillo, que le enseñara el arte carpintero, al pasar dos años dominó completamente el oficio y allí se hubiera quedado por largo tiempo, pero después de una bronca y una súper regañada del Tecolote, prefirió otros aires. Paseando por la Plaza San Francisco, se encontró con el carpintero Pandeli quien se encontraba construyendo una carpa en las “Fiestas de Octubre”, dicha persona le pidió le fuera a comprar clavos, con todo gusto le hizo el favor y fue a la ferretera del “Coyote” Molina, estando ahí, le pregunto si sabia fabricar puertas comenzando una nueva etapa en su vida, pues se encontraba en la etapa de abrir el “Hotel Magdalena” y Lupe le fabricó todas las puertas, ventanas y mosaicos del flamante inmueble, el cual se ubicaba donde hoy se encuentra el estacionamiento de el “Azteca” propiedad de la familia Jayassi, frente al Molino, hacia el norte el Cine Eden de los Ramirez, la C.F.E., después el Correo (hoy Súper MC). Hacia el sur el hotel y cantina Salón México de Roberto Heguertty, Hotel de Don Placido Ramirez, Hotel Él Cuervo”, casa de Lauro “Bencho” Grijalva y finalmente la Plaza.

Corría el año de 1949, cuando Lupe de 17 conoció a Nidia Ortiz de 13, que hasta el día de hoy es su esposa habiéndose casado en 1958, el Padrino de Bodas fue Don Roberto Molina. De esta unión nacieron Maria Esther “Mayte” (hija Alejandrina), Maria Dolores (sin hijos) y José Guadalupe (hijos José Guadalupe, Abraham Rogelio y Aaron Esteban} y una bisnieta de nombre Solange Molina Ventura. Nidia era hija de Esther Ortiz Martínez (maestra rural en Nacozari), también Clarisa esposa de Rubén Nubes Duarte y Braulio radicado en San Diego, California, casado con una mujer alemana. Esther fue hermana de Belem, madre de la profesora Toneta y abuela de Miroslava Castillo. Ambas hermanas en 1932 (era Presidente Vicente Terán Carrillo) dieron apertura al Restaurant “El Nacozarense”, atrás del Hotel Esperanza de los Quinteros, a unos metros de la Plaza Juárez, frente a la Cantina “El Oasis” de Nabor Salazar, después de Mike Munguia y finalmente de Ricardo Bonillas, la casa de Dolores Vásquez , Molino de Nixtamal “Saldamando” y casa de Don Juan Ramos, hacia el sur en la esquina el Nuevo Mercadito primero de Salvador Meza y después de Miguel Ángel Acuña Leon y un poco más allá el Cuartel Militar, donde hoy se encuentra Salubridad. Dicho comedor, por la ancianidad de sus propietarias, cerró sus puertas en 1961-1962 (siendo Presidente Arturo Soto Maldonado), durante 30 años atendieron con mucha calidad a toda su clientela.
Siguiendo con Lupe, el apodo de “Coyotito” le viene de Don Roberto “El Coyote” Molina, como siempre lo veían allí, la gente comenzó a llamarle de esa manera. En 1952, Gonzalo Avendaño maestro carpintero de Mexicali, lo contacto invitándolo a trabajar a esa ciudad enviándole cincuenta pesos para el pasaje, tomo el Tren en Benjamín Hill (único medio de transporte} para trasladarse a dicha ciudad. Mientras viajaba pensaba en el corazón destrozado de Nidia y en el propio pues lloró todo el camino. Ya en la tierra de los Cachanillas llego el momento de la adaptación, se reencontró con viejos amigos hizo nuevas amistades, precisamente uno de ellos el “Chino García” lo presentó con una familia cuyo jefe era un hombre mayor, que supuestamente le tomo ley y lo invito a su casa a comer durante cinco meses día a día. El, se preguntaba el porqué de tanta amabilidad, hasta que le cayó el veinte, esta familia tenía única hija (por cierto más fea que un carro viéndolo desde abajo) y pretendían casarlo con ella. Viendo esta situación y con peligro de llegar a mayores, Nidia el amor de su vida lo volvió a jalar a Magdalena. De nueva cuenta entro a laborar en la Funeraria de Don Roberto fabricando ataúdes, durante las noches y la hora de la siesta dormía dentro de los mismos, en igual forma lo hacían “El Choro Ochoa” concuño del Coyote y Arnulfo Él Chava” Chavarin. La Carroza de principios del siglo lo mismo servía para enterrar muertos, que para pasear a las novias y amigos, asistían a todas las fiestas, inclusive a la de San Ignacio. El Chava tenía un restaurantito a un lado de la Ferretera de Manuel Félix, también usaba el vehículo para la compra de gallinas, muchas veces cuando enterraban a los difuntos se encontraba toda embarrada, dicha carroza todavía la conservan en la Funeraria Ochoa, y es digna de un Museo.

Lupe, también trabajó como carpintero con Ramón “El Quirrin” Molina y Mueblería San Francisco de Raymundo Arvizu. Volvió de nueva cuenta con su antiguo patrón de 1961 a 1969, haciendo lo mismo carpintería y ataúdes, desgraciadamente en 1964 murió Don Roberto, desde esa fecha se convirtió en Administrador del Hotel Magdalena, ya que su esposa de apellido Otero (era familiar de toda la Oterada Magdalenense) hacia tiempo había fallecido, únicamente tenía dos hijas Olga casada con el Ing. Del Moral y Maria Amparo casada con Marcial Ordoñez de los Mochis, Sinaloa. Ella, Funcionaria del Banco Nacional de México y después del Seguro Social. A finales de 1969, el Ing. Robinson de Nogales lo contrato para fabricar muebles finos para su empresa “Antigua Mexico”. En 1971, regreso a Magdalena fundando su propio taller ubicado en Ignacia Fimbres y Jalisco, con tan buena suerte, que a los días llego Enrique “El Chenton” Teran Woolfolk, con el encargo de que los dueños de la “enlatadora” querían les fabricara todo el mobiliario de las oficinas, donde tardo en hacerlo dos años. Al término regreso a su taller donde sigue atendiendo con suma diligencia a su clientela a sus ochenta tres años, caso único (para Ripley)…Allí está, como la “Puerta de Alcalá” viendo pasar el tiempo…

Don Lupe, siempre recuerda con mucho cariño a todos sus compañeros de trabajo casi todos ya fallecidos, sus nombres: Jesús Borbón, Marcos León, Javier Baladez del D.F., Victor Talamante, Eleazar “El Colorado” Zepeda del Parián, Enrique Reyes, Juan Moreno y Luis Arvizu Rivera… Como algo muy especial por haber sido amigos desde pequeños, ser el tío preferido de sus hijas y convivir constantemente toda la vida, menciona al hermano del alma Pablo Espinoza Gonzalez… Quien todos los días acudía a su casa a platicar y tomar café, hasta el día de su muerte…
Don Lupe “El Coyotito” le da gracias a la vida y al Pueblo Magdalenense por haberlo querido y apoyarlo siempre y seguramente Dios los premiará, porque él, los lleva a todos en su corazón…

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